Mundo: España aparta de mí este cáliz
¡Bajad el aliento, y si el antebrazo baja, si las férulas suenan, si es la noche, si el cielo cabe en dos limbos terrestres, si hay ruido en el sonido de las puertas, si tardo, si no veis a nadie, si os asustan los lápices sin punta, si la madre España cae -digo, es un decir- salid, niños del mundo; id a buscarla!...
España lucha por su, hasta hace poco, indiscutido esplendor. España se debate en los crueles juegos de bolsa de los inversores internacionales. España sale a tomar las calles pacíficamente para pedir le aparten el cáliz del crecimiento endeudado. España clama por el cambio a un estado más social, más humano, más español. España no nos necesita pero debemos ir a buscarla, quizás no para ayudarla pero sí para aprender a caminar de noche y saber cómo sacarle punta a este lápiz que nos ha entregado la política peruana no sólo para el quinto día del mes del padre sino para los años que nos caen encima.
Este extracto de Vallejo (a quien espero algunos desadaptados no tilden de ignorante y bruto como lo han hecho con nuestro premio nobel) me sirve para cometer la herejía de llamar la atención de mis compatriotas sobre la encrucijada en que todos nosotros nos encontramos. Lo que muchos de mis connacionales al parecer no atisban es el precipicio por cuyo borde caminamos sin preocuparnos del viento. Aunque no nos guste o lo tomemos a la ligera, necesitamos el ingreso constante de capitales externos para mantener el crecimiento ejemplar que venimos experimentando como país, pero esos capitales saldrían del país en un abrir y cerrar de ojos si sus condiciones no se acataran. Aunque nos tapemos los oídos y los ojos, nuestro crecimiento también está financiado por nuestras exportaciones que son, en un alto porcentaje, productos primarios de origen minero cuyos precios internacionales son buenos gracias a la maquina industrial china, pero esos precios podrían venirse abajo por razones en las que nosotros como país no tendríamos ninguna participación. Aunque nos auto-denominemos ciudadanos de la globalización mundial, y en ésto sí podemos actuar, nos hacemos los distraídos cuando de enterarse de lo que pasa en el mundo se trata. La encrucijada es seria y no soy quién para mostrarla en detalle, más aún cuando la información está disponible gratuitamente en Internet.
Como he renunciado a explicarles en qué se basan mis fundados temores, los animo a hacer búsquedas virtuales para ver qué está pasando ahora en Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y, especialmente, España, los cinco países del primer mundo europeo que podrían ser excluidos de la zona Euro cuando menos lo esperamos (ahora conocidos como PIIGS por sus nombres en inglés).
Escrito por: Juanjo Fernández Torres